viernes, 19 de mayo de 2023

Virginia Edition, o cómo leer las obras completas de un autor (V). Sixth Column (30)

Publicado en español como EL día de pasado mañana, por la Editorial Vértice en 1965, e ignoro si existen ediciones más modernas, pudiéndose encontrar en los canales habituales. En el Virginia Editionaparece en el volumen 30 (de ahí el paréntesis en el título) y cuenta con una introducción de un tal Robert James y el ya mencionado William Patterson.

Escrita en 1940 y creo que publicada en 1949, es una de las primeras obras escritas por Heinlein, y se nota bastante, aunque no es For us, the living. Aquí el autor ya tenía bastante más mili escribiendo literatura. A eso hay que añadir la casi segura influencia de Campbell en el argumento, sobre todo por el tratamiento racial, aunque al parecer H supo reducir un poco la crudeza.

Personalmente ha sido una agradable sorpresa. Ya lo había escuchado en español (leído por la aplicación Voice Dream con una voz bastante buena), pero no me había gustado mucho, no sé si por la traducción o simplemente que no lo estaba leyendo en el momento adecuado. 

Esta segunda vez, con el texto original en inglés, y quizás con el estado anímico adecuado, me ha gustado bastante, teniendo en cuenta, claro está, la época y contexto en el que fue escrita. Y puede que simplemente se deba a eso mismo, ya que en cierta medida me encuentro inmerso dentro de la época en la que vivió el autor pues todo lo que estoy leyendo últimamente es de esa época más o menos, o incluso anterior.

Heinlein todavía no ha evolucionado mucho, y su estilo es bastante pulposo y lleno de todos los tópicos habituales del género, como las explicaciones científicas que, sin ser demasiado barrocas e insertadas sin ton ni son, resultan algo tediosas per se, pero también porque, leyéndolo en la actualidad, sabemos que todo eso son meras tonterías sin pies ni cabeza, aunque en la época de Heinlein lo tuvieran (o no, ya que el propio autor hace comentarios peyorativos sobre esta novela en las introducciones de su Universo Expandido.

Otro de los temas Pulp presentes aquí es esa facilidad con la que se desarrollan en cuatro días los inventos más variopintos y complejos desde el momento en el que uno de los personajes da la idea, a lo que debemos añadir unos cuantos deux ex machina más absolutos. ¿Necesitan algo para continuar? No es problema: o bien la idea del momento también permite el desarrollo del nuevo invento, o bien resulta como efecto secundario de otro ya realizado. Vuelo, transmutación, comunicación instantánea, … todo es posible y de desarrollo más que inmediato.

Lo que sí es de agradecer es la ausencia del componente parapsicológico presente en otras obras de la misma época, sobre todo en algunos cuentos contemporáneos, como por ejemplo Lost Legacy, que veremos en la siguiente entrega. 

Otro tema Pulp es el racismo, rabioso, aunque hay que agradecerle el hecho de que no se trata de odio de los blancos hacia los asiáticos, sino también al revés, como se verá.

Y finalmente el tema femenino, completamente ausente en esta novela más allá de alguna fémina, casi, casi, destinada a ser salvada por el héroe de turno.

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Atentos a los destripes. Como siempre.

La historia comienza con un militar paseándose de visita por una base militar estadounidense secreta en la que encuentra a todos muertos de forma instantánea, colapsados sobre sus puestos de trabajo, con solo tres o cuatro supervivientes. Y fuera de la base, los asiáticos, que los acaban de invadir y están realizando matanzas indiscriminadas, sojuzgando a la raza inferior que son los americanos (y de ahí lo del racismo en ambos sentidos).

Rápidamente, y esto sí que es una característica de las obras de Heinlein, el visitante toma el control de la situación, reúne a los supervivientes, aclaran lo ocurrido y se organizan para reconquistar su país lo antes posible.

Y dado que los muertos de la base lo han sido a causa de unas pruebas fallidas mientras investigaban una nueva teoría de los estados y funcionalidades de la materia (inventada y creída por el propio Campbell y que forzó a Heinlein a introducir aquí como descubrimiento central), y parece ser que funciona, aunque no de la forma esperada, una rápida tormenta de ideas determina cómo seguir investigando esos fenómenos para facilitar la reconquista, y también cómo realizarla.

Aunque la cosa se presenta bastante oscura e imposible, al final se les enciende la bombilla. El único tipo de libertad que asiáticos les están permitiendo es la religiosa. Todo lo demás se encuentra completamente controlado, con la necesidad de permisos hasta para poder salir de casa e ir de un lado a otro, así que intentarán crear una religión, expandirla por el país y luego retomarlo desde esos centros.

Aquí entra una de las coincidencias típicas de estos argumentos, y es que en la base se encuentra viviendo un hobo, un sintecho por voluntad propia que puede salir e investigar, gracias a sus habilidades y amistades conseguidas durante sus vagabundeos. O desde otro punto de vista: ¿Qué pinta un vagabundo en una base militar secreta? Respuesta: es imprescindible para el desarrollo de la acción.

Igual que es imprescindible el principal efecto del invento que da pie a la novela: una especie de radiación que mata a las personas según su raza. La idea pata ganar es, pues, matar a todos los asiáticos a partir de los centros religiosos.

Por otro lado, la novela también peca de cierta inocencia, como cuando el militar de mayor grado se ve completamente superado por las circunstancias y no puede dar abasto a todos sus deberes, y cómo busca ayuda, viendo el cielo abierto cuando le dicen que tiene que rodearse de ayudantes y delegar. Quizás para la época no fuera algo obvio, pero hoy en día lo es.

Bueno, la cosa es que el país termina completamente plagado de templos religiosos en los que los asiáticos no pueden entrar. Ojo, no es que no les dejen entrar, es que el dios del templo se lo impide físicamente, y caen muertos si lo hacen, gracias al rayo que han inventado.

Y como no podía ser de otra forma, los buenos ganan, los malos son expulsados o matados, con la típica pelea de testosterona entre el Príncipe que está gobernando los Estados Unidos y el jefe de la revolución de por medio, demostración fehaciente de la superioridad de la raza blanca sobre todas las demás, etc.

Ya he dicho que el libro hay que leerlo con conciencia de cuando fue escrito, y si se tiene eso en cuenta, es muy disfrutable.

 

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