Como siempre ocurre en estos casos, el primer libro es el mejor de todos, y es que una trilogía no planeada siempre adolecerá de que los siguientes volúmenes vienen un poco traídos por los pelos.
Ha pasado un año, y los ganadores de los juegos anteriores tienen que volver a enfrentarse en la arena.
Esa es la base para que los protagonistas descubran una incipiente revolución que intenta quitarse de encima el yugo de El Capitolio.
Ahora es cuando la novela pierde todo su encanto como crítica social y se convierte en una mera aventura repetitiva porque vuelve sobre muchos aspectos del libro anterior.
Para más inri, la novela queda cortada de forma abrupta, a la espera del último libro…
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