Cuando el gobierno retira el permiso para probar el motor atómico de la nave espacial que los va a llevar a la Luna, los tres personajes no se lo piensan un momento: la encienden y se van.
El libro, o más bien novela corta, narra todas las vicisitudes del engaño, el viaje y el infausto retorno de la nave, con la complicación añadida de que el gobierno de los Estados Unidos, una vez la inevitabilidad del viaje, los obliga a aterrizar y a reclamar el territorio para ellos.
No quiero desvelar el final del libro, pero es un poco triste y desde luego no se puede comparar ni de lejos a su otra conquista de la Luna: El hombre que vendió la Luna.
Yo también lo he leído, y me encantó. No puedo decir que sea lo mejor de Heinlein, pero está entre mis preferidos sin dudarlo.
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